Entrevisa a Oscar Gómez

“La derecha pretende achacarle a la educación
todos los problemas que afectan al país”

Oscar Gómez analizó la situación de la Educación, los avances, los problemas, la convocatoria a un nuevo Congreso, los cambios en la UTU y el papel de los sindicatos.
EL POPULAR dialogó con Oscar Gómez, nuevo subsecretario de Educación y Cultura. Gómez, fue dirigente de la FUM, integró las Asambleas Técnico Docentes y fue director del Consejo de Primaria. Además fue militante de Fucvam, integró la Mesa Política del Frente Amplio y como militante del PCU, entre otras responsabilidades fue director de Carta Popular.
Lo que sigue es una síntesis del extenso diálogo, la versión completa será emitida este domingo en EL POPULAR en Radio, a las 9.30 por CX 30.
Desde la derecha y también desde algunos sectores de la izquierda se insiste en calificar a la situación educativa como crisis casi catastrófica. ¿Está en crisis la educación pública uruguaya?
Si nos remontamos al estudio de la bibliografía sobre los diagnósticos de la educación, siempre se ha señalado que la educación está en crisis. Es decir que esta constante, significa que la educación necesariamente enfrenta situaciones contradictorias que producen síntesis superiores, en el sentido del progreso de la humanidad. Por eso creo que la educación tiene hoy señales muy claras de convergencia de fuerzas distintas. Por ejemplo: secundaria más que duplicó su matrícula en un par de décadas; no duplicó el número de liceos, no duplicó su presupuesto, ni su cantidad de docentes y otra cantidad de cosas que tendrían que haber sido duplicadas. Por lo tanto ahí hay una contradicción entre la democratización del acceso a la educación media y los servicios que brinda el Estado. Esto no sólo se arregla con presupuesto, pero presupuesto, gestión y planes de largo aliento son claves para la solución. Podemos decir que la educación está permanentemente buscando su adecuación al destino del país. También estaba en crisis en la época de Varela, cuando la reforma de Figari, la de Vázquez Acevedo, la de Arias y todas esas situaciones donde hubo grandes cambios en la educación, donde se pensó y se repensó el papel de la educación, fueron momentos catalogados como de crisis. Hoy lo que pasa es que la derecha –y quizás con algún eco en otros lugares- pretende achacarle a la educación todos los problemas que están afectando al país.
Cuando hablamos, por ejemplo, de los altos niveles de deserción en la educación media, también se tiene que decir que en la década de los ‘60 no había deserción porque nunca había habido inserción previa en el sistema educativo medio de miles de jóvenes que sencillamente quedaban al margen. En esos momentos la “selección de los alumnos” se daba previo al ingreso; solamente ingresaban alumnos de los quintiles superiores de la sociedad uruguaya. Desde una visión unilateral es muy fácil hablar de crisis de la educación, el desafío es ver cómo estamos superando retrasos de más de treinta años. Creo que hay un quiebre de la educación muy fuerte a partir del “código penal de la educación”, en la época que Sanguinetti fue ministro de educación, cuando se eliminan las autonomías, un régimen centralista que ahoga las iniciativas de lo que entonces eran entes autónomos y hoy son desconcentrados. Por tanto no creo que crisis sea un adjetivo, sino que es una situación objetiva donde se superan contradicciones internas que se expresan también en la educación, pero que están presentes en la sociedad en su conjunto.
Profundicemos un poco: ¿Cómo se expresaba en concreto esa selección previa en la enseñanza media?
Por ejemplo: si antes egresaban de Primaria 40 mil alumnos, ingresaban a Secundaria 12 o 13 mil. Ahí estaba planteada la no inclusión por no haber ingresado a la educación media. La democratización de la que ha sido testigo el Uruguay en el acceso a la educación media, no ha ido acompasada de medidas concretas que permitan la retención en el sistema y la consecución de estudios superiores. Lo que quiero que quede claro en los lectores es que durante mucho tiempo el IAVA –con sus famosos profesores- era el único bachillerato que había en Montevideo. Por tanto, quienes ingresaban ahí tenían la convicción personal y familiar, con una situación económica que le permitía transitar el bachillerato, que además estaba dedicado al ingreso a la Universidad. Por eso secundaria en un principio dependía de la Universidad de la República; estaba pensado para formar los futuros universitarios y no como un derecho a la educación en una etapa de la vida determinada. Por eso señalo que durante mucho tiempo, el “filtro” estaba en el ingreso a la educación media y no en la retención en el sistema.
El retraso educativo, el impacto de la crisis de 2002, de la dictadura y de la acción de la derecha son sin duda elementos que se omiten, pero también está en cuestión que ha hecho el FA desde el gobierno. Se ha llegado a señalar que el FA no ha hecho nada en Educación. ¿Cuáles han sido los principales avances?
En este afán de asumir autocríticamente los errores y lo que falta, hay sectores que caen también en dar por buena esa afirmación que hace la derecha y se ha instalado en la sociedad. No es cierto que no se haya hecho nada y no es cierto que no hayan cambiado cosas en la educación.
Voy a hablar de lo que más me vinculé que es Primaria, aunque también podemos hablar de los avances en la UTU, en Secundaria y en Formación Docente. En Primaria se logró establecer como sistema de ascenso escalafonario los concursos, que hace décadas que no estaban instaurados. Se construyó una política de formación en servicio, por lo cual de unos 400 docentes que tenían acceso a estos cursos –casualmente de un área que estaba encapsulada como tiempo completo-, hoy son más de 3.800 los maestros que están haciendo cursos en matemática, en lengua, en ciencias sociales, en ciencias naturales, en didáctica. Transformamos la carrera docente donde solamente se vinculaba el pasaje de grado a la antigüedad, al pasaje de grado por la demostración de capacidades dentro del aula y fuera del aula a través de investigaciones cursos, maestrías, diplomaturas, etc. Se mejora la identificación civil: hoy tenemos el cien por ciento de los niños con cédula de identidad, porque entre otras cosas la ceibalita se entrega con la cédula, que es su contraseña. En los 24 meses que estuve en la gestión de Primaria se inauguraron 24 escuelas de tiempo completo; una por mes. En ninguna otra etapa de la educación –ni reciente, ni antigua- hubo un aceleramiento tal en la generación de escuelas de tiempo completo; junto con eso 19 escuelas de tiempo extendido. Estas cifras “meten miedo”. Logramos lo que blancos, colorados, independientes y frenteamplistas habían acordado en mayo de 2010 como uno de los elementos centrales de la política. Partimos de un piso de unos 3.500 niños anualmente haciendo campamentos educativos; hoy tenemos más de 40.000 y los campamentos educativos son tiempo pedagógico extendido pero de calidad diferente. Primaria pasó de distribuir cuatro millones de pesos para reparaciones menores a ciento veinte millones; las inversiones en este sentido se multiplicaron por treinta. Claro, veníamos de la crisis del 2002, pero también veníamos de una política donde el ambiente pedagógico no importaba; había algunos teóricos que decían que igual se podía dar clases bajo un árbol, para qué íbamos a tener tanto cuidado por los locales escolares. Sigue siendo un debe pero hemos avanzado 30 veces.
Acá aparece la crítica de la derecha: “hay 23 escuelas que todavía no están prontas para el primero de marzo”. Es cierto. Es un décimo del vaso vacío. Los otros nueve décimos significan que estamos trabajando intensamente en todo el país controlando que las obras estén ejecutadas para antes del primero de marzo. Además no es ninguna novedad que de un parque edilicio de más de un millón de metros cuadrados haya algo para reparar en cualquier época del año.
Se aumentó un 48% el salario real de los maestros y un 60% el de los funcionarios, se partía de una realidad tan baja que siguen sin ser la variable pedagógica deseable. Pero hace un tiempo atrás mis manos y las de muchos compañeros salían a pintar “2.800 pesos salario de un maestro: vergüenza nacional”. Hoy un maestro que inicia está cobrando 11.000 pesos, entre 21 y 22 mil si está en una escuela de tiempo completo. Es poco, pero partimos de una época donde el salario docente era usado como una variable pedagógica para deprimir el trabajo del docente y desprofesionalizarlo. Creemos que estamos haciendo proa a un camino distinto.
Hoy hay un debate puntual sobre las propuestas de transformación de la UTU o de la enseñanza técnica. ¿Hacia donde vamos en ese terreno?
Ayuda mucho mirar la historia de la educación en el Uruguay; por ejemplo la ex UTU no siempre fue un Consejo Desconcentrado, antes de la dictadura, en 1972, Sanguinetti creo el “Código Penal de la Educación” la Ley 14.101, que le quitó la autonomía a la UTU, igual que a Secundaria y Primaria. Cuando ahora se habla de transitar hacia una UTU autónoma, no estamos hablando de caminos no explorados. El debate hoy no debería estar centrado en si vamos a una Universidad Tecnológica o un Instituto Tecnológico Superior; quizás apuntando al ideal que sería la Universidad, deberíamos apostar hoy a crecientes marcos de delegación de funciones del Codicen hacia los Consejos Desconcentrados. Eso sirve para lo macro y para lo micro de la gestión, a veces hacer un convenio entre un Consejo, en mi caso lo viví en Primaria, y la UDELAR u otra repartición del Estado, puede pasar un año o más para que el Codicen lo apruebe. Pensando en esto y pensando en todo, no se necesitaría modificar la ley y podríamos delegar funciones y se avanzaría mucho en la velocidad de gestión.
Otro aspecto muy presente en este último período, es el denominado “pacto educativo” y los reclamos de la oposición. Hay una situación conflictiva con los gremios de la enseñanza y posiciones muy contrapuestas. ¿Cuáles son las salidas a impulsar?
En primer lugar nunca se puede decir que esta finalizado el camino del diálogo. Aunque las posiciones estén distanciadas siempre tenemos la esperanza, porque partimos de la base que el gobierno y los sindicatos tienen como propósito mejorar la calidad de la educación. No voy a cometer la salvajada de pensar que el otro no quiere también lo mejor.
Aquí tengo un matiz con idea dominante que es la de promover el acuerdo o pacto de educación. Las dos expresiones pacto o acuerdo llaman como a sentarse a contemplar en lo que no vamos a pelearnos. En cambio, hablar de compromiso educativo, lleva a otra implicación. Esto lo aprendí del maestro Miguel Soler que siempre dice que pacto significa irse cada uno para su cuchilla diciendo que por un tiempo no nos enfrentamos. En cambio el compromiso educativo es definir 6 o 7 u 8 y sobre ellos trabajar en los tres años que nos quedan de administración y si podemos que se trascienda a las políticas de Estado en Educación y no sean políticas de gobierno. Por ejemplo, ¿qué medidas podemos tomar para hacer descender el nivel de ausentismo de niños y adolescentes? ¿Hay mecanismos? Busquemos cuales.
¿Es necesario o no darle mayor capacidad de decisión a los centros educativos? Lo cual no quiere decir “chilenizar” la Educación, ni quiere decir que cada uno haga lo quiera. Se trata de cómo se aplica el curriculum preceptivo y las líneas generales de política educativa, creativamente, en su entorno.
Quiero recordar que en la historia de la educación tenemos una larga trayectoria de autonomía en los centros educativos. Quién camina por el kilómetro 21 de Camino Maldonado va a encontrar que la gente dice la escuela de Martínez Matonte o en la calle Ameghino, la escuela de Brindisi, o en Colonia, en Las Víboras, dicen esta es la escuela del maestro Gómez, mi padre. Todo eso tiene que ver con la construcción de proyectos educativos concretos y con gran arraigo en la comunidad. No hay proyecto que cristalice sin el apoyo de la comunidad, desde hacer un muro, hasta construir una propuesta pedagógica de largo aliento.
Por ejemplo las escuelas que están en los mal denominados “barrios rojos” son protegidas por el barrio y escuelas que están ubicadas en barrios pudientes no. Por ejemplo la escuela Brasil en Pocitos fue agredida desde el octavo piso de un edificio de al lado por algunos que tiraron botellas de cerveza para ver como estallaban las tejas de techo de un monumento histórico. El asunto no es si estoy en un lugar medio cajetilla o en uno con necesidades básicas insatisfechas, el asunto es que propuesta educativa haga.
Yo fui a Cerro Norte en una experiencia vinculada a asegurar la incorporación a la escuela de niños de familias involucradas en el Plan Juntos, ese día los vecinos habían protegido a la escuela de un intento de actos vandálicos.
La otra vez hubo titulares periodísticos sobre muchachos en el liceo del Cerro que habían hecho actos condenables en la puerta, este suceso ocupó 4 o 5 minutos del informativo, lo que es mucho. No obstante no apareció ni una coma ni un punto de los mismos actos vandálicos multiplicados por 10 en el Liceo Francés.
La violencia no reconoce lamentablemente niveles socioculturales ni estratos económicos. No hay que estigmatizar con la violencia sino buscar las causas por las cuales, a veces, la propia sociedad la instala. La propia relación de poder la instala.

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