Entradas

Mostrando entradas de abril, 2013
Los Mensú Horacio Quiroga Cayetano Maldana y Esteban Podeley, peones de obraje, volvían a Posadas en el Sílex con quince compañeros. Podeley, labrador de madera, tornaba a los nueve meses, la contrata concluida y con pasaje gratis por lo tanto. Cayé -mensualero- llegaba en iguales condiciones, mas al año y medio, tiempo que había necesitado para cancelar su cuenta. Flacos, despeinados, en calzoncillos, la camisa abierta en largos tajos, descalzos como la mayoría, sucios como todos ellos, los dos mensú devoraban con los ojos la capital del bosque, Jerusalén y Gólgota de sus vidas. ¡Nueve me-ses allá arriba! ¡Al año y medio! Pero volvían por fin, y el hachazo aún doliente de la vida del obraje era apenas un roce de astilla ante el rotundo goce que olfateaban allí. De cien peones, sólo dos llegan a Posadas con haber. Para esa gloria de una semana a que los arrastra el río aguas abajo, cuentan con el anticipo de una contrata. Como intermediario y coadyuvante espera en la playa
HISTORIA QUE NUNCA ME CONTARON   Considero que fui un buen estudiante, tanto en la escuela como en el liceo, por lo menos así lo cuentan las notas y los famosos “carnet” que todavía deben estar por casa en algún lugar. Siempre leí todos lo libros recomendados, siendo parroquiano de la biblioteca liceal y persecutor de cuanto texto nuevo anduviera en la vuelta. Siempre vestí el uniforme, use el pelo corto, llegaba temprano y no faltaba nunca; llueve o truene iba a estudiar. Fui abanderado y estaba en primera fila en cuanto acto patrio se hiciera en mi pueblo. Por múltiples y crueles razones exógenas a lo intelectual-que aun persisten- fui de los pocos varelenses de mi generación que pude acceder y sortear con éxito la universidad. Aun así hoy me doy cuenta que mis queridos maestros y profesores de primaria y secundaria, ya sea por omisión, por ignorancia o por represión, me contaron la mitad de la historia de mi país. Diría yo, me dejaron bastante ignorante; el paso del tiempo
Imagen
PEPE Y CRISTINA Por Hoenir Sarthou publicado a la‎(s)‎ 11/04/2013 06:38 por Semanario Voces ¿Cuánto inciden en la historia los actos y los rasgos de personalidad de los líderes, de los hombres y mujeres que cumplen papeles protagónicos en la misma historia? La pregunta es casi tan vieja como el mundo. Y –como la manida adivinanza sobre el huevo y la gallina- no tiene respuesta satisfactoria ¿Habrían sido las guerras púnicas lo que fueron para Roma sin la personalidad de Aníbal, el cartaginés? ¿Cuánto habría demorado Europa en descubrir a América sin la obsesiva perseverancia de Cristóbal Colón? ¿Habría habido una Alemania nazi sin la magnética megalomanía de Adolf Hitler? ¿Habría resistido Inglaterra la Segunda Guerra Mundial sin el duro liderazgo de Winston Churchill? La respuesta a estas preguntas es casi imposible y probablemente inútil. ¿De qué sirve hacer historia contrafáctica? ¿Qué sentido tiene imaginar lo que habría pasa
LAS INSTRUCCIONES DEL AÑO 1813 Doscientos años nada mas pasaron-somos un país joven sin dudas- de un proyecto político inacabado y de algo que aun añoramos. Viene bien recordar las tan conocidas instrucciones del Gral. Artigas a los delegados orientales. Vale la pena sobre todo leerlas y repasarlas varias veces y verán con asombro la actualidad de algunos temas. Nada mejor se me ocurre que recordar el texto integro de las mismas para que, sin intermediarios, el lector juzgue y analice la grandeza de un estadista.   "Primeramente pedirá la declaración de la independencia absoluta de estas colonias, que ellas están absueltas de toda obligación de fidelidad a la corona de España y familia de los Borbones y que toda conexión política entre ellas y el Estado de la España, es y debe ser totalmente disuelta." "Art. 2 - No admitirá otro sistema que el de Confederación para el pacto recíproco con las provincias que formen nuestro Estado." "Art
Cobardes en letras rojas. Respetar la opinión del otro también es una tradición uruguaya .   Resulta muy difícil explicar a la urbe-sobre todo del sur del país- el gusto por   las actividades ecuestres que comparto ampliamente (léase jineteas-ignorantemente llamadas domas-, carreras, raid, pruebas de rienda etc). No se explica y no se puede entender la particular sensación que provoca el ver una buena jineteada o una vuelta de honor. No tiene valor tampoco el coraje- que no tengo- para montar y “pararle” a la fuerza bruta de quinientos kilos. En un ejercicio que mas que de fuerza humana es de arte, son verdaderos movimientos de un artista, acompañadas de una gran intuición y conocimiento del otro los que despliega el jinete en menos de un minuto. Eso no se la volara, no se ve y quizás la dimensión   cabal de ese despliegue cuasi-artístico, quizás sea lo que enamore de la jineteada. Me gustan y me seguirán gustando las jineteadas y no tengo una explicación racional para ello.