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Mostrando entradas de mayo, 2021

Villa Española, en el cuerpo del club: con el empeño puesto en la verdad

Adentro de una cancha de fútbol pueden suceder muchas cosas. Se puede jugar mientras afuera resuenan las balas de la Policía contra el pueblo, como hace unos días en Colombia. Puede haber una guerra mientras la pelota besa la red, como en Palestina. Y puede haber un manto de impunidad y cuerpos desaparecidos, como en Uruguay. Se juega como se vive. La cuestión es pertenecer o no pertenecer al recóndito lugar del Infierno de Dante, reservado para los que en tiempos de crisis eligen permanecer neutrales. Pudo haber sido una casualidad que las dos instituciones que abrieron el Campeonato Uruguayo 2021 fueran fundadas por republicanos españoles. También pudo haber sido una casualidad que las dos eligieran manifestarse poniéndole causas al cuerpo y los colores. Progreso, de camiseta negra con la cara estampada sonriente del expresidente Tabaré Vázquez. Villa Española, con una Marcha del Silencio estampada en la remera. Además, ante la imposibilidad de disfrutar con su gente el regreso a

La ética del capitalismo (uruguayo)

  Desde la izquierda se suele pensar que el capitalismo no tiene principios éticos.  Que detrás de las desigualdades sociales no hay ninguna ética. Eso es un grave error.  Por lo general ese error está asociado a otro error, que es pensar que la ética es sinónimo de lo que es correcto, o de lo que está bien.  Y la ética no es eso.  No hay una única idea de lo que es correcto o de lo que es justo. Hay éticas, por ejemplo, que sostienen que la desigualdad viene de la pobreza y no la pobreza de la desigualdad.  Para esta forma de pensar, la desigualdad social es natural y necesaria. Es importante por tanto, darse cuenta que hay teorías que creen que es correcto que haya privilegios y que está bien que la riqueza y el poder estén concentrados en una elite minoritaria.  Esas concepciones sostienen que la sociedad es una necesidad a prepo, porque finalmente no somos más que una sumatoria de individuos con intereses egoístas, que buscan su propio beneficio a costa de los d

Maestro Miguel Soler Roca

“A quienes hoy están estudiando me permito decirles: no se conformen con aprobar sus personales exámenes ni con conquistar sus codiciados y merecidos títulos.  No ahoguen sus dudas en cualquiera de las formas del éxito; movilícense en busca de respuestas, piensen en cómo poner los saberes adquiridos a disposición de un país que los necesita, desesperadamente, para brindar sus frutos a esa tercera parte de nuestra población a la que hemos dejado a mitad de camino.  No se culpabilicen; pero eviten caer en las tentaciones de una sociedad planetaria que nos necesita enajenados, competitivos, egoístas, buenos consumidores y, sobre todo, distraídos”            (Palabras de Miguel Soler Roca en el Paraninfo de la Universidad de la República el 14 de Julio de 2006) Descansa en paz maestro!    

El valor de la cooperación y la solidaridad

“Un rabino tuvo una conversación con el Señor sobre el cielo y el infierno. “Te mostraré el infierno”, dijo el Señor. Y llevó al rabino a una habitación que contenía una gran mesa redonda. La gente sentada alrededor de la mesa estaba hambrienta y desesperada. En el medio de la mesa había un enorme caldero de guiso que olía tan delicioso que al rabino se le hizo agua la boca. Cada persona alrededor de la mesa tenía una cuchara con un mango muy largo. Aunque las largas cucharas llegaban justo al caldero, sus mangos eran más largos que los brazos de los potenciales comensales: así, incapaces de llevarse la comida a la boca, nadie podía comer. El rabino vio que su sufrimiento era sin dudas terrible. “Ahora te mostraré el cielo”, dijo el Señor, y fueron a otra habitación exactamente igual a la primera. Había la misma gran mesa redonda, el mismo caldero de guiso. La gente estaba equipada con las mismas cucharas de mango largo Pero aquí todo el mundo estaba bien nutrido y regordete, y reían

La grave crisis de Colombia

  Hay marchas, y hay policías armados en las marchas, y hay muertos. Sólo en la ciudad de Cali, según defensores de derechos humanos, hasta el 30 de abril, habían asesinado a 11 personas, entre ellas, a dos menores de edad. Iván Duque, el presidente de Colombia, con su vocación de hijo de Álvaro Uribe Vélez, ha llevado al país a un nivel de violencia inconcebible. Claro, sólo a él se le podía ocurrir proponer una reforma tributaria de ese calibre en plena pandemia. El pretexto era recaudar 6.300 millones de dólares, y el argumento fue la urgencia, que no hay plata, que Colombia “sólo tiene caja para unas seis o siete semanas”, como si fuéramos una tienda de barrio quebrada por los clientes. Si en el Congreso se aprobaba la reforma, las personas que ganan mensualmente más de 663 dólares hubieran tenido que pagar el impuesto a la renta. Esto, en un país en el que el salario básico mensual es de 234 dólares. Pero eso no era todo: además, se proponía un alza del impuesto al valor agreg