Paginas de nuestra historia (IX). La bisnieta de Artigas.

El retrato realizado por el médico francés Alfredo Demersay, es la única imagen directa que tenemos de José Gervasio Artigas cuando contaba con 82 años de edad. La señora de la fotografía -que en el año 1958 contaba con 89 lúcidos años- es doña Julia Gadea de Gadea, bisnieta del prócer. En ese año el Suplemento dominical de EL DIA le dedicaba una nota. En ese entonces vivía -en una modesta casita proporcionada por el Intendente Germán Barbato en 1951- en el barrio La Aguada, en la calle Minas en las inmediaciones del Palacio Legislativo. Pero había nacido, el 28 de enero de 1869, en Las Pavas, departamento de Treinta y Tres, siendo la última sobreviviente de una familia de 16 hermanos. Sus padres fueron Liborio Gadea y Clementina Sans de Gadea. Su abuela paterna, Fortunata, era hija de Artigas. Siguiendo una costumbre al parecer tradicional en la familia, Julia Gadea se casó en 1903 con su primo Olegario Gadea, también nativo de Treinta y Tres, hijo de Juan Gadea y de Fermina Román. Su esposo, militar, murió pobre, después de haber sido, en 1904, asistente de José Batlle y Ordóñez en Piedras Blancas, sin que nadie supiese, por aquel entonces, de su identidad histórica. De acuerdo a lo contado por doña Julia, ni ella ni su esposo conocían su ascendencia artiguista. Desde su primer año de vida, Julia Gadea vivió en la calle Pan de Azúcar, en La Unión, cerca de 8 de Octubre. Allí se crió, se casó, enviudó (en 1908), y crió sus dos hijas, siempre batallando en la pobreza. Durante 30 años estuvo empleada como doméstica en casa de la familia Carrau. Vino a saber sobre sus antepasados cuando unos investigadores -entre los que se encontraba el profesor Ariosto Fernández- que indagaban sobre la descendencia artiguista la localizaron en su trabajo y en su pobre casita de La Unión. Primero se le procuró una pensión a la vejez y luego una graciable, como descendiente directa de Artigas. Desde 1943 doña Julia cobró esa pensión, que al momento de la nota sumaba 156 pesos. Según el periodista autor de la nota, el parecido de doña Julia con José Artigas era algo más que físico: mucho del carácter que se le atribuye al prócer se trasuntaba en el rostro y en la actitud de esta anciana.

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