Sobre el Anticomunismo

“Por lo mismo, crece como nunca la importancia del debate ideológico. Pero la lucha ideológica no se aplica ni por su contenido ni por su método, del mismo modo con los aliados y con los enemigos. Nuestro único enemigo es el imperialismo, la oligarquía, el fascismo. Contra ellos combatimos con todas las armas, con las ideas, con la acción de las masas, con el combate en todos los terrenos. La labor de un Partido Comunista –como escribieran Engels y Lenin- se desenvuelve en tres frentes: político, económico y teórico-ideológico. Las masas aprenden por su propia experiencia, pero la lucha ideológica es la forma de conciencia que complementa esa experiencia. Permite elevarse de clases en sí en clase para sí.
En ese combate es primordial la lucha contra el anticomunismo en todas sus formas; al mostrar y señalar la experiencia vivida por el pueblo, se confirma que el anticomunismo es la bandera de la dictadura, del fascismo y del imperialismo. Cierto, nuestra imagen de Partido de la resistencia y del heroísmo obliga a veces a que el anticomunismo revista otras formas. No es tan fácil ahora atacarnos directa y groseramente como Partido, aunque a veces esbozan calumnias en directo, pero concentran los ataques contra el marxismo-leninismo, contra la Unión Soviética, contra Cuba, contra el movimiento socialista y el movimiento revolucionario mundial.
La lucha ideológica se libra en todo el ámbito de la batalla social y política, del combate de las masas. También a veces el anticomunismo se refleja en el seno de la izquierda, en fuerzas que son naturalmente nuestros aliados y que los deseamos como aliados en el combate general. Pero por más que se refleje en la izquierda y se revista de otro lenguaje, estamos siempre ante la bandera del imperialismo y del fascismo, del pensamiento político de los sectores más regresivos y antidemocráticos de las clases dominantes. Ocurre incluso, que quienes son arrastrados por esa influencia, se esfuerzan por lograr combinaciones sin principios, cuya única finalidad es detener el papel del Partido u oscurecerlo o calumniarlo; se tenga o no conciencia de ello se está reflejando o refractando el juego del imperialismo, de la reacción y del fascismo., de lo que se ha tenido viva y dolorosa experiencia en el Uruguay de la dictadura. Cada ataque de la dictadura contra el pueblo se hizo con la bandera del anticomunismo y de la represión contra nuestro Partido. El anticomunismo a veces reflejado en la izquierda es un factor distorsionante y divisionista en el seno de la clase obrera y de las fuerzas democráticas antimperialistas, frenteamplistas. Tanto más el anticomunismo que adopta a veces formas ultras, extremas, bajo la fraseología superizquierdista y que en fin de cuentas lleva el veneno de la división al seno del pueblo y cambia de enemigo: en vez de volcar su pasión y combatir centralmente contra el imperialismo y el fascismo, dedica sus energías y preocupaciones, sus ataques, contra el Partido Comunista, contra la clase obrera y las fuerzas unitarias. Esto es nefasto para la unidad de las fuerzas revolucionarias y de los sectores más avanzados y es nefasto para el avance del proceso político uruguayo.
La experiencia de la revolución latinoamericana y mundial es un llamado a superar el anticomunismo abierto o vergonzante. La lección de la revolución latinoamericana es la de la unidad y la derrota del anticomunismo. Así fue en Cuba, así fue en Nicaragua, así fue en El Salvador, así fue con el triunfo del marxismo-leninismo en América latina simbolizado por excelencia por Cuba, por Fidel y el Che”.
Rodney Arismendi
(Informe al Comité Central en el exterior, setiembre de 1984).

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