QUEMANDO MENTIRAS.

Sobre los que quieren volver con la motosierra.

Todos los gobiernos de los partidos tradicionales de los últimos cincuenta años llevaron adelante una política económica que defendió los intereses de los grandes capitalistas nacionales y extranjero, perjudicando a los sectores trabajadores, tanto en tiempos de expansión económica como en momentos de crisis. Hoy los dirigentes de la derecha evitan hablar del pasado por que no les conviene, por que la memoria es fatal para con ellos. Por esta razón dedican la mayor parte de su discurso en la formulación de promesas electorales generales, cayendo en numerosos clichés vacíos de contenidos. En otras ocasiones intentan apropiarse de las banderas populares, hablando por ejemplo de mejorar la distribución de la riqueza, orientación ni ideas que nunca tuvieron cuando gobernaron.

 La tergiversación política con que la derecha realiza esta campaña electoral es intentar adueñarse del concepto de cambio. Sosteníamos que no son parte del cambio, ni en ideas, ni en propuestas, ni en composición de sus listas, ni en los intereses de clase que representan: representan a lo propietarios de los medios de producción.

La propuesta política de la derecha es una restauración neoliberal, es una marcha atrás histórica de todo lo avanzado por la obra de los gobiernos y la lucha popular.

Esto se expresa con claridad cuando se descorren los velos, los coloridos spot y se va al centro de lo que proponen, en los discursos, en los pronunciamientos de campaña, mucho más que en los programas, aunque también en ellos. Lo confirman hasta los escenarios elegidos para esos pronunciamientos. Los discursos en la federación rural defendiendo el centenario congreso de la explotación. Larrañaga se cortó a la derecha de todos y enfático defendió al “campo”, generalización insólita porque en realidad solamente se refería a los empresarios, de los ataques y amenazas de la izquierda que tiene la malévola intención de cobrarles impuestos. Pero no se quedó allí prometió a un auditorio enardecido que si llega a presidente va a derogar la Ley de Responsabilidad Penal Empresarial. En eso todos de acuerdo y hasta hubo muecas y nerviosos sms y twiter con los asesores respectivos, porque Larrañaga les ganó la derecha.

Nunca a los grandes productores rurales les fue mejor, nunca creció tanto la producción, nunca exportaron tanto y con tan buenos precios, pero no alcanza, quieren más. Y Larrañaga les ofreció más, impunidad para no reconocer y violar los derechos de los trabajadores e incluso poner en peligro su vida, porque según ellos: “es la tradición”.Pero este pronunciamiento no es un hecho aislado. Lacalle Pou ante la Cámara de Comercio Española había prometido retomar el equilibrio entre empresarios y trabajadores y recortar el poder sindical, no puede dejar de convocar a los consejos de salario por que la ley no se lo permite. Formulación esta, el poder sindical, repetida por El País, El Observador y Búsqueda, como el gran problema para que crezca la inversión, aumente la sacrosanta competitividad (otro mito neoliberal elevado a categoría política y económica) y los empresarios sean felices.
Bordaberry, que se cuida de presentarse como Pedro y también de una imagen ya de por sí conservadora, es por ello más cauteloso y reivindica los Consejos de Salarios como una creación batllista, pero dice que el Estado debe ser neutral, hasta donde yo se el trabajo esta bajo protección especial de la ley y es un derecho humano; el estado no puede ser neutral en la defensa de los derechos humano. Que los Consejos de Salarios se votaron bajo un gobierno batllista es cierto, lo que no dice Bordaberry es que fueron fruto de años de lucha de los sindicatos, que costaron incluso muertos y que si bien el gobierno de Sanguinetti los reinstaló, el de Lacalle los eliminó, y los siguientes de Sanguinetti y Batlle (gobierno del cual el fue ministro) no los reinstalaron. El equilibrio soñado por la derecha y los grandes empresarios es la desregulación neoliberal, el vale todo, donde gana el que tiene más poder económico. El modelo de apropiación salvaje de la riqueza socialmente producida que llevó a una de las peores concentraciones del ingreso de la historia. No importa que con los Consejos de Salarios se haya logrado la recuperación salarial más rápida y constante de la historia, no importa que ese poder adquisitivo recuperado con lucha sea uno de los sostenes del crecimiento económico, no importa que todo esto haya sido simultáneo con la mayor creación de puestos de trabajo de la historia, con el índice de desocupación más bajo y con un crecimiento económico sostenido. Es un problema de clase, quieren más y la derecha les ofrece más. Lo que no dicen es que ese más para los empresarios implica una regresión brutal en el nivel de vida de los trabajadores y que además cuestiona el crecimiento en general. Después de todos los avances tenemos aún que el 20% más rico de la población se apropia del 50% de la riqueza y el 20% más pobre del 5%. Ellos quieren aumentar el poder y la acumulación del 20% más rico, es decir, concentrar más la riqueza.
Esto siendo grave, no lo es todo. También, en tren de prometer, la emprenden contra los programas sociales, promueven mayoritariamente la baja de la edad de imputabilidad (menos mas que apuestan a la juventud y a la renovación!!), la militarización de la seguridad pública, la anulación del matrimonio igualitario y de la regulación de la marihuana. Aunque no lo digan, están retomando la motosierra, pero ahora no es solo una, son varias, al menos tres y van por todo lo avanzado.Otra expresión acabada de esto fue la primera expresión política concreta del Partido de la Concertación, blanqui colorado, en Montevideo, que vetó un crédito del BID a la Intendencia para poder realizar obras en Belloni, Bulevar Artigas, Avenida Italia y en la gestión del tránsito en la capital. Ni un argumento, solo la decisión de entorpecer el gobierno, de tomar de rehén a la ciudadanía de sus intereses electorales. Por si las palabras, los escenarios y los gestos no alcanzaran están las listas. En esas listas, promoviendo y apoyando el supuesto cambio se encuentran nombres como los de: Jorge Batlle, Julio María Sanguinetti, García Pintos, Washington Abdala, Sergio Abreu, Ignacio de Posadas y se podría seguir. En estas elecciones estarán enfrentándose las motosierras restauradoras del neoliberalismo, la utopía reaccionaria o la consolidación de lo conquistado y la posibilidad de avanzar y cambiar todo lo mucho que falta. Y eso solo será posible  en este camino con los trabajadores organizados y luchando

 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Paginas de nuestra historia (IX). La bisnieta de Artigas.

Apuntes para las izquierdas futuras