La política en la
calle, ideas que se deben difundir : Nº 13
¿Que
es el Lumpenproletariado?
En ocasiones vemos personas eminentemente
trabajadores, que viven de su salario que no son propietarias de los medios de
producción al servicio de los partidos políticos representantes de la clase
propietarias. Trabajadores que defienden y luchan por los partidos políticos
que representan a la burguesía a los propietarios delos medios de
producción a quienes le dan trabajo a
esos trabajadores. Entonces uno puede preguntarse ¿Cómo un obrero puede votar a
su patrón para que lo gobierne?, lamentablemente esa es otra batalla que ha
librado el capitalismo haciendo creer a la gente que no existen las clases
sociales y que en la izquierda están los
que no quieren trabajar, los que roban, los que quieren hacer huelgas. Esa
“maquina ideológica” de la derecha lleva a formar ejércitos de lumpen
proletarios.
Usted se preguntara ¿Qué es un lumpen proletario?
Es aquella parte de la clase obrera que queda fuera
del proceso de producción y socialmente marginada.
El capitalismo
crea un voluminoso ejército industrial de reserva, al tiempo que el pauperismo
de la población crece progresivamente. Las crisis golpean periódicamente con
fuerza a la clase obrera engendrando un importante sector de la población
colocada en la miseria, sin expectativas ni esperanzas de ningún tipo que debe
recurrir a toda clase de subterfugios para poder sobrevivir en unas condiciones
lamentables. Ellos son el colchón que amortigua las caídas y evita que el
sistema se rompa en pedazos.
El lumpenproletariado crece al mismo ritmo que la
acumulación capitalista. Por eso, lo que en un polo es acumulación de riqueza
es, en el polo contrario, es decir, en la clase que crea su propio producto
como capital, acumulación de miseria, de tormentos, de esclavitud, de
despotismo, y de ignorancia y degradación moral. Este sector social desempeña
un papel económico fundamental y no es ningún residuo desechable. No son los
despojos que va arrojando la sociedad en su marcha: es también uno de los
motores de esa marcha; la marginación no es algo accesorio, prescindible, una
secuela indeseada sino una pieza fundamental en el funcionamiento del sistema
productivo capitalista. En contra de la lógica asistencial, los presupuestos de
bienestar se incrementan en las fases de auge económico y se contraen en las de
crisis, que es cuando deberían ser más cuantiosas. Lo que la clase dominante da
y lo que la dominada necesita no son correlativos en absoluto. No hay políticas
económicas capaces de erradicar la marginación social, porque es un fenómeno
consustancial a esta sociedad que interesa promover como fuerza de choque
contra los trabajadores. Así ha sido históricamente hasta hoy mismo: la
caridad, la beneficencia y los servicios sociales es lo que siempre han
pretendido. La política social es la otra cara de la política represiva: no es
algo distinto sino más de lo mismo, una continuación de lo mismo.
El
lumpenproletariado es extraordinariamente vulnerable y, por ello, es en su seno
donde la burguesía ha reclutado la carne de cañón imprescindible para sofocar
cualquier rebelión dirigida contra su dominio. La legión de los excluidos no se
caracteriza, pues, por su inadaptación, sino por su exceso de adaptación
precisamente. Nadie está más aferrado a los valores y símbolos capitalistas que
sus primeras víctimas, quienes han padecido en sus carnes con toda crudeza la
dialéctica del amo y el esclavo. No se trata sólo de un sector social
desclasado sino privado de su conciencia de clase y, en consecuencia, el más
expuesto al bombardeo mediático: todas las taras ideológicas de la sociedad
actual se manifiestan más acusadamente entre estos desplazados entre los que la
burguesía suele reclutar sus fuerzas de choque.
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