Ollas y merenderos toman la palabra

 

En la tardecita del martes 17, la Coordinadora Popular y Solidaria, que nuclea 17 coordinadoras de ollas populares y merenderos, se movilizó a los pies del monumento a Artigas para hacer oír su visión de la situación del país y sus reclamos al gobierno.

El volante que convocaba a la manifestación decía: «Por trabajo, pan y techo. Las ollas decimos BASTA. BASTA de hambre. BASTA de desigualdad. BASTA de precariedad. BASTA de negociar con la necesidad de la gente». La convocatoria era para las 17.30 en la plaza Independencia. A esa hora ya había gente con banderas y tambores, de frente a la Torre Ejecutiva.

Se preparaban también seis ollas instaladas en la misma plaza, organizadas por redes de la Coordinadora Popular y Solidaria (CPS): Cerro, Bella Italia, Villa Española, Casavalle, Sur y Pibes del Norte. Estas son algunas de las 17 redes que integran la CPS, que el martes hizo su primera movilización conjunta. En la multitud se levantaroban banderas de barrios y organizaciones: Tres Ombúes, Bulevares, 21 de Noviembre, Galpón de Corrales, El Tobogán. A medida que se iba poniendo el sol, iban llegando las organizaciones desde 18 de Julio y eran recibidas con aplausos: la Red del Cerro, la Brigada José Artigas, Ele Pe (de Las Piedras) y Solidaridad Carbonera, con paraguas aurinegros y todo. Se escucharon en la plaza parlantes con rock y plena, caracoles, tamboriles y pirotecnia. Fue una movilización con un ambiente festivo y popular.

 

Habiendo ya anochecido, Cecilia Sarasola y Dahiana Rodríguez se subieron a los parlantes y leyeron encendidamente la proclama, que comenzó anunciando: «Queridos vecinos y vecinas, compañeros y compañeras, el 9 de agosto del año pasado nacía desde el corazón de los barrios un nuevo movimiento popular: la Coordinadora Popular y Solidaria». Esta coordinadora fue descrita así: «[Un un lugar] donde el poder lo tenemos todos y todas, donde la autonomía de nuestra organización nos garantiza tomar las decisiones que nuestros ideales y principios nos dicten, evitando cualquier intromisión de intereses externos», que trabaja «día a día para tener una sociedad con derechos plenos, igualdad y justicia social, caminando junto a todo el movimiento popular, del que formamos parte», y busca «promover una reflexión crítica sobre la realidad económica, social y política».

La proclama contó que el origen de la coordinadora son «cientos de iniciativas que surgieron desde los barrios con la misión impostergable de que la gente no pasara hambre» y que hoy sirve semanalmente «150 mil porciones de comida en ollas y merenderos». Denunció que «el gobierno no hizo lo necesario para asegurar la alimentación de todas y todos», que a este «le resulta problemático que los niños y niñas repitan el almuerzo en la escuela» y que «terceriza y se desentiende de la alimentación de la gente».

 

«En este país, que exporta comida, donde se festejan las tremendas ganancias que da la exportación de carne, no puede haber una sola persona pasando hambre.» «Quienes cocinamos en las ollas populares sabemos muy bien la cara que tiene la desigualdad, quiénes son los que están pagando el precio de la crisis y el ajuste. Es cara de niño y niña, de mujer, de desempleado, de trabajador precarizado, de familias enteras que tienen que elegir entre pagar las tarifas y comer con dignidad. Este país no es un país pobre, es un país desigual. La brecha entre los ricos y pobres es cada vez más ancha. El 1 por ciento de los que más tienen acumula el 20 por ciento de las riquezas y detenta más del 50 por ciento de los recursos financieros.»

«La coordinadora de ollas no se resigna y trabaja día a día para construir un movimiento popular solidario que mire más allá de la alimentación. Por esto en este año de rendición de cuentas no podemos dejar de exigir presupuesto para crear políticas públicas que atiendan la alimentación, la vivienda y la educación.» «Si hay una palabra para definir lo construido en este año y medio por las ollas populares es emoción. Emoción de acompañarnos, de abrazarnos, de compartir la comida, pero también emoción que es enojo e impotencia cuando 200 porciones no alcanzan y todavía hay gente en la fila, cuando ves personas haciendo cola bajo la lluvia por un plato de comida. Las ollas son el pueblo acompañando al pueblo. No somos la solución ni políticas públicas: la solución es que las personas coman en sus casas.» «Las ollas populares estamos presentes. Sigamos juntas y juntos construyendo comunidades solidarias.»

(20 agosto, 2021, Gabriel Delacoste, Brecha 1865)

 

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