Apenas 62 personas
poseen tanta riqueza como la mitad de la población mundial más pobre (3.600
millones de habitantes), cuando hace cinco años esta cifra ascendía a 388, es
decir, el aumento de la desigualdad ha provocado que quienes ahora tienen tanto
como medio planeta sean seis veces menos que en 2010. Además, el 1% más rico
concentra ya más fortuna que el 99% restante.
Estos datos se recogen
en el informe ‘Una economía al servicio del 1%’, realizado por Oxfam (Oxfam
Intermón en España) y hecho público este lunes, dos días antes de que comience
la reunión anual de líderes en el Foro Económico Mundial de Davos (Suiza).
El informe señala que
los ingresos de la mitad de la población mundial se han reducido en un billón
de dólares (cerca de 920.000 millones de euros) desde 2010, lo que supone una
caída del 41%, mientras que la riqueza de las 62 personas más pudientes del
planeta ha aumentado en más de 500.000 millones de dólares (casi 460.000
millones de euros), esto es, un 44% más.
La predicción que Oxfam
realizó antes de la reunión de Davos del año pasado de que en poco tiempo el 1%
poseería más riqueza que el resto de la población se ha cumplido en 2015, un
año antes de lo esperado.
El director general de
Oxfam Intermón, José María Vera, indicó que “se ha hablado mucho de
desigualdad, pero se ha hecho muy poco todavía”. “No podemos seguir permitiendo
que cientos de millones de personas padezcan hambre cada día mientras que las
élites económicas absorben los recursos que deberían ayudar a estas personas a
tener una vida segura y digna”, añadió.
El informe muestra cómo
la desigualdad afecta de manera desproporcionada a las mujeres, que suponen
sólo nueve de las 62 mayores fortunas del mundo (y 55 de los 500 más
adinerados). La mayor desigualdad de ingresos condiciona el acceso femenino a
servicios sanitarios, educación, participación en el mercado laboral y
representación en las instituciones.
Además, la brecha
salarial por sexos es mayor en sociedades más desiguales y la mayoría de los
trabajadores peor remunerados del mundo son mujeres, que desempeñan los empleos
más precarios.
ESPAÑA
Por otra parte, el 1%
de la población más rica de España concentra más riqueza que el 80% más pobre
(35 millones de personas). El patrimonio de los 20 españoles más acaudalados se
incrementó el año pasado un 15%, mientras que la riqueza del 99% restante cayó
un 15%.
Oxfam Intermón subrayó
que los presidentes de las empresas del Ibex-35 cobran ya 158 veces más que el
salario de un trabajador medio y sentenció que el incremento de la desigualdad
en España se debe principalmente a “la combinación de una enorme brecha
salarial con un sistema fiscal regresivo que grava poco a los que más tienen”.
Además, la fuga de
recursos hacia los paraísos fiscales no ha cesado, ya que la inversión desde
España hacia paraísos fiscales creció un 2000% en 2015, lo que podría financiar
políticas públicas como garantizar la atención a las personas en situación de
dependencia, teniendo en cuenta que 400.000 están en lista de espera.
El informe indica que
España es el segundo país de la OCDE en el que más ha crecido la desigualdad
desde el inicio de la crisis económica, sólo por detrás de Chipre y casi 10
veces más que el promedio europeo, y también el segundo Estado de la UE en el
que más ha aumentado la distancia entre el 20% más rico y el 20% más pobre,
únicamente por detrás de Estonia.
Oxfam Intermón destacó
que “la desigualdad no es inevitable, pero quienes tienen la capacidad de
cambiar las cosas deben marcarse objetivos claros”, por lo que el futuro
Gobierno y el nuevo Parlamento “tienen la oportunidad de hacer historia”
priorizando la lucha contra la desigualdad y la pobreza. Por ello, pidió que en
los primeros 100 días del próximo Ejecutivo se ponga en marcha una Ley contra
la Evasión Fiscal que contribuya a que “esta era de los paraísos fiscales
llegue a su fin”.
PARAÍSOS
FISCALES
Por otro lado, el
informe indica que la fuga mundial de recursos hacia los paraísos fiscales
juega un papel clave en el crecimiento de la desigualdad, ya que se calcula que
la riqueza individual oculta en estos lugares alcanza los 7,6 billones de
dólares (casi 7 billones de euros), esto es, una pérdida de 190.000 millones de
dólares (174.000 millones de euros) más cada año en ingresos fiscales para los
gobiernos que destinar a la educación y la salud de los más pobres.
La inversión
empresarial en paraísos fiscales se ha multiplicado casi por cuatro entre 2000
y 2014 y supone unas pérdidas anuales de al menos 100.000 millones de dólares
(casi 92.000 millones de euros) para los países en desarrollo.
A este respecto, el
estudio recalca que la utilización de los paraísos fiscales por parte de
multinacionales para reducir su contribución fiscal se ha convertido en “un
problema sistémico”, es decir, no son algunas “manzanas podridas”, sino una
práctica generalizada en diferentes sectores económicos (combustibles fósiles,
textil, financiero, tecnológico…). De hecho, nueve de cada 10 de las empresas
más grandes del mundo están presentes en al menos un paraíso fiscal.
“Las empresas
multinacionales y las élites económicas juegan con unas normas distintas al
resto, aprovechando todos los resquicios posibles para evitar pagar lo que es
justo. El hecho de que 188 de las 201 mayores empresas estén presentes en al
menos un paraíso fiscal es un indicador claro de que es hora de actuar”, apuntó
Vera.
Un 30% del patrimonio
financiero de África se encuentra en paraísos fiscales, lo que hace perder al
continente al menos 14.000 millones de dólares (12.800 millones de euros) al
año en impuestos no recaudados, cantidad que garantizaría la atención sanitaria
a madres y niños, lo que permitiría salvar anualmente la vida de cuatro
millones de menores, y contratar a profesores suficientes para escolarizar a
todos los niños africanos.
Latinoamérica es la
región más desigual del mundo y Oxfam calcula que la evasión en el impuesto
sobre la renta y los beneficios empresariales equivalió al 4% del PIB bruto de
esta zona en 2014, esto es, más de 175.000 millones de euros.
Por ello, Oxfam pidió
el fin de “la era de los paraísos fiscales” para abordar la reducción de la
desigualdad a través de “un gran compromiso” entre todos los países. “Recuperar
estos recursos que se escapan a través del abuso de los paraísos fiscales es
vital para poder invertir en atención sanitaria, educación y otros servicios públicos
esenciales que determinan la suerte de las personas más pobres del mundo”,
concluyó.
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